De Bunbury, Falete y otras visicitudes ( casi todas malas ) de la música en este país.

Si ha habido un referente en el mundo de la música de modernidad, osadía y genialidad ese es David Bowie. Un tipo que ha escrito muchas de las mejores canciones de la historia, que se reinventaba en cada disco y que practicamente creó el rock & roll teatrero y de tinte chillón. Vamos un icono pop en toda regla, y que, como todo icono pop, ha sido imitado a lo largo del globo. Cada país y cada época ha tenido su David Bowie particular ( sin tener en cuenta que lo bueno de Bowie era su música no los colorines ), obteniendo como resultado un grupete de espantapajaros multicolor que cantaban a la bisexualidad, coprofagia y demás gilipolleces que ni ellos mismos se creían.

Y como no, España no podía ser menos, con el final del franquismo llegó el despiporre con millones de majaderos que se autoproclamaban el Bowie español. Macnamara, Berlanga, Miguel Bosé y la tontaca de Alaska. Era la movida madrileña y no se hizo ni una puta buena canción. Salvo alguna de Berlanga, el resto eran odas a las pajas y al pendoneo con acordes por quintas como base q ni el canto del loco se hubiese dignado a meter en su disco. Menos mal que llegó Radio Futura y se los cepilló a todos.

Pasaron los años, y discos de Miguel Bosé, y un grupillo zaragozano irrumpió con fuerza en el panorama nacional, Heroes del Silencio. Un buen grupo de Rock, con una estrellaza principal, el bueno de Enriquito Bunbury. El tipo, que es un majadero de cuidao, se convierte en el auténtico heredero de David en Spain y se monta un peli de reinvenciones disco a disco que superan al duque blanco. Incluso escribe Lady Blue que es, según él, un homenaje a Space Oddity.

Hasta aquí todos contentos, por fin crítica, público y detractores de la buena música se ponen de acuerdo, Bunbury es el Bowie español. El ciclo vital sigue, los años pasan, las ediciones de OT también, Bunbury deja y vuelve a la música cada año y sonríe realizado porque se siente más cercano a su ídolo. Pero en la oscuridad se fragua la venganza de los detractores de la buena música, alguien que podría arrebatarle el testigo. En la lejana tierra de Andalucia irrumpe con fuerza el Icono Glam definitivo, Falete.

Falete, esa mezcla entre Rocío jurado, la Pantoja de Puerto Rico y un gordo cualquiera, es el travelo... quiero decir, el ser ambiguo definitivo. Un tipo creado a si mismo y que le da igual que la mayoría de gente se parta de la pinta que lleva, capaz de cantar como la Jurado, de moverse como la mismísima Lola Flores y de actuar con la pasión de Raphael. Un tipo que ha creado una legión de fans en Hospitalet y que le ha dado a Radio Teletaxi un soplo de aire fersquísimo. Ver una actuación de Falete es sentir el espíritu de Bowie y Bolan flotando en el aire y capaz de hacerte ver que no todo tiene q ser como los demás dicen que debe de ser. En resumen, un genio a la Altura de Ziggy Stardust.

P.D.: Nótese que en el último párrafo abunda la ironía y que Falete me parece un engendro ridículo.